Votar

Posted on noviembre 28, 2010

0



Entro en el colegio electoral y todo me teletransporta instantáneamente a las elecciones de delegado de clase. Ternura. Cuchicheos. Emoción. Luego elijo una papeleta y la coloco dulcemente en un sobre grisáceo. Me acerco a la mesa, donde me declaro yo mismo, corroborando mi existencia DNI en mano. Entonces, cuando recibo la afirmación deseada y desplazan el cartón que ocultaba la hendidura de la urna mágica… sonrío pausadamente y deslizo mi sobre hacia el interior infinito. Y voto. Saliendo del colegio me digo al oído que nunca comprenderé la abstención. Por cuestiones sensoriales, no políticas. Claro.

Posted in: General